sábado, 28 de agosto de 2010

película carácter

La película trata de que en Rotterdam, en 1920, un joven abogado es acusado de asesinar a su padre, un desalmado alguacil. Durante un interrogatorio policial, el joven explicará su desafiante relación con su dominante padre, que llega a convertirse en una batalla de pasión y ambición.


El muy evidente contraste entre la velocidad de la pequeña camioneta (que seguirá apareciendo una y otra vez) y la calma de las tortugas (a las que nunca más veremos) insinúa una primera tensión a propósito del tiempo; a su vez, la oposición entre la lasitud de las tortugas y el tremendo esfuerzo de los pastores nos introduce en la segunda tensión articulada en el documental: el trabajo. Curiosamente, en un material en donde la espontaneidad de los protagonistas (los niños y el maestro) es fundamental, la presencia de las tortugas resulta un gesto de puesta en escena enteramente contrario al resto de lo recogido por la cámara; como si Philibert insistiera, por oposición, en el carácter enteramente “auténtico” de los hechos que ocurrirán en la clase. De un lado el tiempo breve de un sencillo curso escolar, pero también el tiempo todo de la vida para la cual los niños que aparecen en el relato se preparan; en tanto del otro, como medio de conseguir lo deseado, son colocados el trabajo, el esfuerzo y la voluntad. Así visto se trata entonces de un relato que, partiendo de la mínima vida dentro de un aula –escenario universal y a su vez apenas visible en la marea de la cotidianeidad- realmente habla de las más amplias aspiraciones humanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario