Suicidio (del latín sui caedere, 'matar a uno mismo') es el acto de quitarse la propia vida. Muchas religiones lo consideran un pecado, y en algunas jurisdicciones se considera un delito. Por otra parte, algunas culturas lo ven como una forma honorable de escapar de algunas situaciones humillantes, sin escapatoria o dolorosas en extremo.
Una clasificación posible de las tantas que se pueden hacer es la que divide los suicidios en:
- Los vicariantes: se adelantan o aceleran el acto de la muerte que se vislumbra en un futuro, con la justificación de que no hay esperanzas y sólo creen ver a su alrededor sufrimientos y nada puede compensar el período de espera.
- Los perfeccionistas: no toleran cualquier disminución de los atributos a su persona, lo mismo en la belleza que en la potencia sexual, o un defecto cualquiera, menoscabo económico o social, o la pérdida del poder y prestigio.
- Los hedonistas: no soportan nada que constituya un impedimento o una disminución del placer de predominio sensual.
- Los transicionales: ante ciertas crisis vitales de transición inevitables, optan por el suicidio.
- Los sintomáticos: dependen de una enfermedad mental, psicosis, confusión mental, demencia y depresión.
El sociólogo francés Émile Durkheim en su obra El suicidio (1897), señala que los suicidios son fenómenos individuales que responden esencialmente a causas sociales. Las sociedades presentan ciertos síntomas patológicos, ante todo la integración o regulación social ya sea excesiva o insuficiente del individuo en la colectividad. Por tanto el suicidio sería un hecho social.
Durkheim comienza su estudio con una definición de suicidio como: «Todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma y que, según ella sabía, debía producir este resultado». Ejemplo de un acto positivo: dispararse en la cabeza; ejemplo de un acto negativo: rehusar a ingerir cualquier medicina hasta dejarse morir.
Durkheim distingue cuatro clases de suicidios:
- Suicidio egoísta, típico de sociedades donde el individuo carece de integración social
- Suicidio anómico, característico de falta de regulación social (anomia), existe una falta de normatividad en tanto que las normas sociales no son interiorizadas como propias por parte del individuo
- Suicidio fatalista, cuando existe un alto grado de regulación social
- Suicidio altruista, característico de sociedades con alto grado de integración social, el individuo se suicida por su sensación de pertenencia a la sociedad. Se mata por ella, un claro ejemplo son los kamikazes.
cebe destacar que este libro del maestro Durkheim es muy interesante ya que divide al suicidio...
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